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domingo, 31 de octubre de 2010

Los monstruos llegan a la ciudad

Con motivo del día de las brujas escribí este mini relato de "terror" (en realidad mi primito me llamo para que le escribiera un cuento de tarea T-T hace unos días, éste es).


Los monstruos llegan a la ciudad


El tic tac del reloj, sumado al incesante golpeteo de las gotas de lluvia al estrellarse contra el techo, lograron que su corazón se sobresaltara de una manera que nunca antes lo hizo, quería detener aquel ruido que tanto lo impacientaba.

Inspiró profundamente y se ocultó lo mejor que pudo bajo la mesa. Vio una sombra y de inmediato intentó calmar su respiración acelerada y el choque de su corazón contra el pecho.

No hace mucho tiempo había jugado fútbol con sus amigos en las calles, los días eran soleados y su madre cada mañana lo levantaba para ir a la escuela, aunque ahora esos días parecía lejanos, desde que la luna, las tormentas y los rayos se hicieron eternos cuando los monstruos llegaron a la ciudad.

Criaturas feroces, de largos y puntiagudos colmillos. Tenían los ojos rojos y la mirada parecía atravesarte el alma e introducirte en tu mente mostrándote tu muerte próxima.

Sintió una mano en su hombro y estuvo a punto emitir un grito, pero la misma mano lo empujó hacia atrás y le tapó la boca. Vio unos ojos castaños y los reconoció de inmediato, su hermano. Dejó que lo guiara a través del pasillo solitario, las paredes húmedas recubiertas de moho.

Los recuerdos lo invadieron y no se los prohibió, mientras su hermano lo jalaba de la mano.

La tapa de la alcantarilla chirrió con suavidad, lentamente se movió hacia un lado, unos dedos largos, verdes, con uñas afiladas y gruesas se asomaron por la pequeña rendija que quedó. Con cuidado se levantó, dejando a la vista de todos quienes pasaban por allí a un extraño ser con un cuerpo viscoso y, de vista, pegajoso. Chorreaba al caminar una mezcla de mucosidad con un líquido extraño, sus ojos eran grandes y rojos, de su nariz salía vaho. Sus brazos eran cortos y huesudos, al igual que sus piernas y a diferencia  de su cuerpo que eran algo más redondo. No vestía ropa, era sólo su piel rugosa y amorfa.

Caminó por la calle siendo objeto de las miradas de espanto de la gente, los autos se detuvieron, hubieron algunos pequeños choques. La ciudad, por completo, se paralizó... aquel ser no era el único...

De pronto las personas reaccionaron y corrieron de un lado a otro para escapar, no sabían qué era, sólo que era desconocido y horrible. Intentaban por todos los medios huir cogidos de las manos de niños cuyas manos pequeñas se escurrían entre las grandes y fuertes.


Las criaturas pasaban por encima de los autos, que quedaban destrozados ante el peso. Unos chirridos habían taladrado sus oídos cuando una de las criaturas atrapó a  un hombre. Los dientes habían desgarrado su piel y las personas asustadas huyeron como alma que lleva el diablo

Volvió a la realidad cuando su hermano le dio un ligero apretón en la mano. Debían cruzar la calle, al otro lado estaban sus padres, estarían a salvo… o al menos eso creían hasta que una sombra les tapó la luz de la farola, alzaron sus ojos y distinguieron una boca chorreante de sangre y medio se veía una afilada y macabra sonrisa. Un nuevo grito en la calle al que le siguió otro y que sólo era el preámbulo de todo.
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