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domingo, 11 de abril de 2010

Dejar de ser princesa...

Las calles pasaban mientras iba en aquel bus, a mi lado se encontraba mi hermana con ganas de dormir, como cada mañana. Di un suspiro.

A mis 15 años era mucho más madura que las chicas y chicos de mi edad; y es que, aunque nunca me quejo de mi vida, había aprendido a que la vida no es color rosa, que los sueños no se cumplen, que hay que dejar de soñar para tener un futuro; todo aquello gracias a una sola persona: mi padre.

Aquel hombre que no nació para ese papel. Que abandono a mi madre por otra mujer.

A mis 7 años vi como mi madre caía en la depresión, como cada noche lloraba sin cesar, como amaba sin ser correspondida, como esperaba en vano un hombre que no la supo apreciar.

Dos años, el tiempo había pasado, llevándose un poco el dolor, sanando mi corazón, haciéndome dejar de nadar en el mar de confusión.

Mi padre volvió. Y mi madre lo perdono, no la culpo, ella estaba perdidamente enamorada y yo saltaba de felicidad y sonreía al pensar que los tendría a ambos en navidad.

Nada duraba, eso lo comprobé cuando mi abuela murió. Mi padre, no a él no se le podía llamar así, llevo otra mujer al velorio. Su descaro había sido mucho al proclamar que era su nueva novia, mientras mi madre gritaba y pedía explicaciones. De aquel día sólo recordaba a alguien tomándome la mano, jalarme a un auto y subirme junto a mi hermana, mientras mi madre lloraba. Lagrimas…sólo eso recordaba.

Recordaba gritos después de todo…mi padre las veces que venía a la casa, la que una vez compartimos los 4, solo hacia eso gritar… Una noche llego molesto, me asusto y solo se me ocurrió esconderme bajo la cama, abrazando a mi hermana. Recordaba que después de muchos gritos, los pies de mi padre, le tape la boca a mi hermana para que no dijera nada, reclamando que mi madre lo había golpeado. La recordaba a ella, cansada de aquel maltrato, durante aquellos años la había visto llorar, y aún siendo una niña le había ofrecido mi hombro para que lo hiciera, fue cuando me propuso protegerla a ella y a mi hermana. Mi madre le puso una demanda a él.

Las cosas se calmaron…los años pasaron; mi madre sobrevivió y aprendió a ser mas fuerte para cuidarnos; tarde porque ese puesto ya lo había tomado yo. A veces me quedaba en casa de mi padre, que había comprado muy lejos de la ciudad. En cuanto a aquella mujer, solo me limitaba a mirarla con desdén, declarando que no era nada más que una intrusa en mi vida. Pero nuevamente sucedió, él dejo a “esa” y me regocije al saber que le habían hecho a “esa” lo mismo que a mi madre.

Podria ser mala por ese pensamiento. Poco me importaba. Después de todo, aunque no había sido yo, la palabra venganza no la podía simplemente ignorar. Una nueva mujer, una nueva intrusa; pero esta no estaba sola, no señor, hijos. El hablo de adoptarlos, y ellos estúpidamente me llamaban “hermana”. ¡Ja! hermana solo tenía una, ellos nunca lo serian. Eso sola me alejo más de aquel hombre.

Y ahora aqui estoy 15 años, soy fuerte, y a la vez débil. No pienso negarlo, soy una sentimental, y puedo derrumbarme con facilidad; pero jamás ante mi madre. Seré fuerte por ellas. Aunque muera, aunque me ahogue, y mi corazón se desgarrare, ante ellas jamás voy llorar. Es mi ley, una ley impuesta por mi. Con la que lograba sacar a todos del abismo, mientras me hundía más. Estúpidamente poco me importaba, no me importaba lo que me pasara a mi, siempre y cuando los que yo quería estuvieran bien.

¿Mezquina? ¿Egoísta? así me llamaban, yo que entregaba todo, que nunca pedí nada.

Alguien se dio cuenta de lo que pasaba y me dijo que no debía cargar con cosas de “adultos” siendo yo una niña, lastima se dieron cuenta demasiado tarde, porque yo era una niña, si, pero no pensaba como una. Los pequeños pasos del presente seria los que marcarían mi futuro.

Vi la parada y le di un leve golpe a mi hermana. Las personas nos pisaban, empujaban y golpeaban, en aquel auto bus. Era como la vida, la traición, humillación, las tristezas. Como pude me abrí paso entre ellas, jalando a mi hermana.

Así eran las cosas, yo me abría el paso para jalar a los demás, para sacarlos de la oscuridad. Cargaba ese peso, era parte de mi, y poco me importaba. Aunque claro después del tiempo las cosas cambiaban me di cuenta de que si era posible que los sueños se cumplieran, porque para tener una meta primero había que soñar…Por eso sueño.

Sueño con ser grande, para poder sacar a aquellos que quiero adelante. No quiero premios, no pido alabanzas. Seré grande en mi mundo. Mi pequeño mundo que consiste en mi familia, aquellos a quienes quiero. Yo seré grande; pero dejo mi grandeza por ver a mi madre y a mi hermana felices.

Baje del bus con mi hermana aún de la mano. Que me miraba con una sonrisa al saber que la escuela era lugar de juegos y risas. Mi pequeña hermana se creía una princesa, aunque supiera que la verdadera princesa era yo, porque eso significa mi nombre. Yo soy la verdadera princesa, la que olvido todo y cedió su lugar, por ver a quienes ama felices…

Adiós a mis sueños,
De princesas, de cuentos…
Te los regalo…hazlos parte de ti
Dejo yo de ser la princesa,
Me quedo con el puesto de escudera
Siempre lista a luchar, a vencer
Por tus deseos complacer…

1 Plumas:

Unknown dijo...

Hola guapa!!
Gracias por pasarte por nuestro blog!!
¿Te gustaría seguirnos? Si es que sí, te seguimos también!!

Un besazo guapa!

regresaemptypronto
 

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