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sábado, 17 de abril de 2010

Vagancia

Bueno debido a que soy una desocupada de primera y no tengo nada que hacer, hice imagenes. Si no tenia nada mejor que hacer. Bueno se las dejo:

ImageChef.com



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domingo, 11 de abril de 2010

Dejar de ser princesa...

Las calles pasaban mientras iba en aquel bus, a mi lado se encontraba mi hermana con ganas de dormir, como cada mañana. Di un suspiro.

A mis 15 años era mucho más madura que las chicas y chicos de mi edad; y es que, aunque nunca me quejo de mi vida, había aprendido a que la vida no es color rosa, que los sueños no se cumplen, que hay que dejar de soñar para tener un futuro; todo aquello gracias a una sola persona: mi padre.

Aquel hombre que no nació para ese papel. Que abandono a mi madre por otra mujer.

A mis 7 años vi como mi madre caía en la depresión, como cada noche lloraba sin cesar, como amaba sin ser correspondida, como esperaba en vano un hombre que no la supo apreciar.

Dos años, el tiempo había pasado, llevándose un poco el dolor, sanando mi corazón, haciéndome dejar de nadar en el mar de confusión.

Mi padre volvió. Y mi madre lo perdono, no la culpo, ella estaba perdidamente enamorada y yo saltaba de felicidad y sonreía al pensar que los tendría a ambos en navidad.

Nada duraba, eso lo comprobé cuando mi abuela murió. Mi padre, no a él no se le podía llamar así, llevo otra mujer al velorio. Su descaro había sido mucho al proclamar que era su nueva novia, mientras mi madre gritaba y pedía explicaciones. De aquel día sólo recordaba a alguien tomándome la mano, jalarme a un auto y subirme junto a mi hermana, mientras mi madre lloraba. Lagrimas…sólo eso recordaba.

Recordaba gritos después de todo…mi padre las veces que venía a la casa, la que una vez compartimos los 4, solo hacia eso gritar… Una noche llego molesto, me asusto y solo se me ocurrió esconderme bajo la cama, abrazando a mi hermana. Recordaba que después de muchos gritos, los pies de mi padre, le tape la boca a mi hermana para que no dijera nada, reclamando que mi madre lo había golpeado. La recordaba a ella, cansada de aquel maltrato, durante aquellos años la había visto llorar, y aún siendo una niña le había ofrecido mi hombro para que lo hiciera, fue cuando me propuso protegerla a ella y a mi hermana. Mi madre le puso una demanda a él.

Las cosas se calmaron…los años pasaron; mi madre sobrevivió y aprendió a ser mas fuerte para cuidarnos; tarde porque ese puesto ya lo había tomado yo. A veces me quedaba en casa de mi padre, que había comprado muy lejos de la ciudad. En cuanto a aquella mujer, solo me limitaba a mirarla con desdén, declarando que no era nada más que una intrusa en mi vida. Pero nuevamente sucedió, él dejo a “esa” y me regocije al saber que le habían hecho a “esa” lo mismo que a mi madre.

Podria ser mala por ese pensamiento. Poco me importaba. Después de todo, aunque no había sido yo, la palabra venganza no la podía simplemente ignorar. Una nueva mujer, una nueva intrusa; pero esta no estaba sola, no señor, hijos. El hablo de adoptarlos, y ellos estúpidamente me llamaban “hermana”. ¡Ja! hermana solo tenía una, ellos nunca lo serian. Eso sola me alejo más de aquel hombre.

Y ahora aqui estoy 15 años, soy fuerte, y a la vez débil. No pienso negarlo, soy una sentimental, y puedo derrumbarme con facilidad; pero jamás ante mi madre. Seré fuerte por ellas. Aunque muera, aunque me ahogue, y mi corazón se desgarrare, ante ellas jamás voy llorar. Es mi ley, una ley impuesta por mi. Con la que lograba sacar a todos del abismo, mientras me hundía más. Estúpidamente poco me importaba, no me importaba lo que me pasara a mi, siempre y cuando los que yo quería estuvieran bien.

¿Mezquina? ¿Egoísta? así me llamaban, yo que entregaba todo, que nunca pedí nada.

Alguien se dio cuenta de lo que pasaba y me dijo que no debía cargar con cosas de “adultos” siendo yo una niña, lastima se dieron cuenta demasiado tarde, porque yo era una niña, si, pero no pensaba como una. Los pequeños pasos del presente seria los que marcarían mi futuro.

Vi la parada y le di un leve golpe a mi hermana. Las personas nos pisaban, empujaban y golpeaban, en aquel auto bus. Era como la vida, la traición, humillación, las tristezas. Como pude me abrí paso entre ellas, jalando a mi hermana.

Así eran las cosas, yo me abría el paso para jalar a los demás, para sacarlos de la oscuridad. Cargaba ese peso, era parte de mi, y poco me importaba. Aunque claro después del tiempo las cosas cambiaban me di cuenta de que si era posible que los sueños se cumplieran, porque para tener una meta primero había que soñar…Por eso sueño.

Sueño con ser grande, para poder sacar a aquellos que quiero adelante. No quiero premios, no pido alabanzas. Seré grande en mi mundo. Mi pequeño mundo que consiste en mi familia, aquellos a quienes quiero. Yo seré grande; pero dejo mi grandeza por ver a mi madre y a mi hermana felices.

Baje del bus con mi hermana aún de la mano. Que me miraba con una sonrisa al saber que la escuela era lugar de juegos y risas. Mi pequeña hermana se creía una princesa, aunque supiera que la verdadera princesa era yo, porque eso significa mi nombre. Yo soy la verdadera princesa, la que olvido todo y cedió su lugar, por ver a quienes ama felices…

Adiós a mis sueños,
De princesas, de cuentos…
Te los regalo…hazlos parte de ti
Dejo yo de ser la princesa,
Me quedo con el puesto de escudera
Siempre lista a luchar, a vencer
Por tus deseos complacer…

jueves, 8 de abril de 2010

Me gane un premio Wiiiiiii

Muchas Gracias a [M]orrigan de el blog " Solo son mis letras" por el premio!!!Me encanta que te gusten mis historias y tu blog me fascina.


lunes, 5 de abril de 2010

Beso de Muerte

Un día, sólo eso, un día le había pedido ella; y él se lo concedió, a pesar de que sabía que rompía las reglas; pero ¿ella? con sólo verla su corazón daba un vuelco, claro era solo una mentira porque él no tenía corazón, ni sentimientos ¿entonces por qué era diferente con ella?



Traspasó la puerta sin siquiera abrirla. Subió las escaleras sin hacer el menor ruido, ya la noche había caído y todos dormían; caminó por uno de los pasillos y atravesó la puerta de aquella habitación, como lo hizo con la de la entrada. Caminó en silencio hasta la cama; pero la encontró vacía.

—Vienes a llevarme—pregunto una suave voz a sus espaldas, él se giró para encontrarse con la persona que le hablaba.

—Si—dijo viendo sus ojos melados, gracias a la poca luz de la luna que se colaba a través de las cortinas de la ventana.

—Entonces ¿eres la muerte?—preguntó ella con suavidad, acercándose a él.

—Sí.

—No lo pareces. —Ella se fijó en él: parecía de 18 años, sus ojos negros no demostraban sentimiento alguno, su cabello negro estaba levemente desordenado debido a la suave brisa de la noche—. Tus ojos se ven vacíos—dijo acercándose aún más a él—. ¿No tienes sentimientos?

—No—dijo con tranquilidad—. Si los tuviera impediría mi trabajo.

—Es verdaderamente triste—dijo viéndolo fijamente, sin perder ni siquiera un movimiento de él. Lo que hizo que él retrocediera un poco, aquella mirada le daba escalofríos, en ella no había temor a lo que pudiera pasar. ¿Cómo ella sabiendo que era la muerte no le temía?

— ¿No me temes?—Ella seguía acercándose. Negó suavemente; pero una mueca de dolor apareció en su pálido rostro e hizo que casi cayera al suelo, si no hubiera sido por un rápido movimiento de él que la sostuvo por la cintura. La ayudo a sentarse de nuevo en la cama.

—Sé que no me harás daño—hablaba con increíble calma.

—Pero sabes lo que te haré—dijo él con duda, mirándola desde arriba.

—No temo a la muerte—respondió con suavidad—. ¿Me dolerá?

—¿Le temes al sufrimiento entonces?

—Tampoco, solo no quiero que me duela. Ya me duele suficiente en vida, no quiero más dolor.

—No te preocupes, no te dolerá—. Ella se levantó de la cama, con algo de dificultad. Entonces llévame, quiero que deje de dolerme. 

Tomó su mano, se sentía tan cálida. Por alguna razón dudó, se estaba arrepintiendo de llevársela; pero ese era su trabajo y debía cumplirlo, si él nunca había sentido nada. ¿Por qué ahora si? Era la primera vez que sentía algo como eso, después de todo nunca había tenido sentimientos, emociones, nunca había sentido nada.

—No podre verlos de nuevo ¿verdad?—dijo ella son tristeza.

—No, ¿te estás arrepintiendo?—negó con suavidad; pero aún así pudo ver la tristeza en sus ojos.

—Dime ¿puedo pedir un deseo?

—Si lo tuvieras ¿Qué pedirías?

—Un último día. Me gustaría oler las flores por última vez, despedirme de mi familia y amigos—Soltó su mano y lo meditó un poco, quería dejarla, sabía que no debía; pero por alguna razón quería hacerlo—. Tranquilo, no quiero darte problemas, no importa—cerró sus ojos para contener las lagrimas y tomó de nuevo aquella fría mano, que sería la que la guiaría a la verdadera eternidad.

—Está bien, vendré por ti mañana. —Soltó su mano, para sorpresa de ella y empezó a caminar hacia la salida. Camino de nuevo sobre sus pasos y cogió la mano de ella—. Si te daré un último día, para que disfrutes…—Le tocó la frente con la mano y cayó dormida—. Lo mejor sería que no sintieras dolor—con cuidado la acostó en la cama y salió de allí.


Anduvo por las calles desiertas y sin vida de aquella ciudad. Sólo era una más del montón que tendría que visitar esa noche. Una visita que, aunque le gustaría, simplemente no podía seguir posponiendo. Lo único que le gustaba, de aquel mundo, era la luna; tan brillante e inalcanzable, simplemente prohibida como lo era ´´ella´´. Ahora odiaba su trabajo, antes no le importaba; pero ella ¿Por qué era diferente? ¿Qué tenía que a sus ojos la hacía diferente?

—Es hora—le dijo al oído.

La había observado todo el día, vagando por las calles. No había sido capaz de llevársela en la noche de ayer como le había dicho, dejó que se quedara medio día más. La había visto reír y jugar con sus hermanos más pequeños.

Cerró sus ojos, y le dió un abrazo a su madre; quien se extraño, pero aún así le correspondió a aquel abrazo. De alguna manera su madre sabía que era el último abrazo que recibiría por parte de ella. Todo el día se había estado moviendo de aquí para allá, tan sonriente, tan llena de vida. Una vida que se extinguiría sin duda aquella tarde de verano entra los gritos y risas infantiles. Llegó al jardín, seguida de aquel ángel negro que la llevaría a la vida eterna. Su vestido blanco se movió al compas del viento, mientras que las hojas le regalaban un último vals.

—Estoy lista. —Se paro frente a él—. ¿Qué pasa? —él dudaba aún si tomar su mano.

—Creo que voy a cobrarte por haberte dejado quedar más tiempo del que te dije.

—Ella sonrío.

—Esa decisión fue tuya. —Amplio aún más su sonrisa—. Pero igual dejaré que cobres ¿Cuál es el precio?

—Un beso. —Ella no contestó nada y se acerco a él, que la tomo por la cintura y no dudo en adueñarse de sus labios. Fue un beso suave y un poco frio. Al instante el cuerpo de ella cayó al suelo.

Su madre salió corriendo de la casa. Al ver su cuerpo las lágrimas empezaron a salirle de los ojos y la abrazo en un intento desesperado porque su pequeña se quedara con ella.

—Lo siento, mamá. Te amo —le dijo al oído.

—No te escuchará —susurró él—, es hora de irnos. —Ella se levanto y él la abrazo.

Ambos partieron, nadie podía verlos, ella iba acompañada de un ángel negro, uno que le había quitado la vida con un beso.


viernes, 2 de abril de 2010

Nuevo diseño y un poema

Hola otra vez yo,volvi a cambiar el diseño se supone que es AngelitoAzul,pero me gusto esta plantilla asi que la puse,Diganme que les parece dejenme un comentario,no sean malos que en seri me importa su opinion.


Como me gustaria
que te quedaras,
para que escucharas
mil palabras
Que no te fueras
porque si te vas,
el silencio vendrá,
los colores se irán.
Y yo sin tu amor,
me quedare.
Si te vas jamas volverás,
y mi amor contigo se ira.
regresaemptypronto
 

Template para blogger por May Abiatti para AngelitoAzul